La rehabilitación de esta posada del siglo XVII, se ha llevado a cabo con piedra y madera de roble de recuperación.
Transformándose en una posada de once habitaciones dobles con baño, comedor, salón, porche y aparcamiento propio.
El núcleo de Vada donde se encuentra la casa confluyen los ríos Bajurín, Quiviesa y el río Vejo. Otro elemento a destacar es la existencia de dos molinos harineros, conservando el azud (catarata) escenario de alguna película de cine.
La casa se encuentra situada en la parta alta del pueblo a la que se accede tras cruzar tres puentes y un empinado camino, que ha permitido situar la casa en un lugar privilegiado. Desde la posada se divisan la cuenca del río Quiviesa y los accesos a los puertos de río Frío y Pineda (lago Curavacas), también peña Bricia y Coriscao.
La primera documentación hallada data de 1600, la casa perteneció a un párroco de Enterrías que instauró un mayorazgo.
En documentos posteriores se refieren a la antigua edificación como casa solariega “Escuela de los niños”, de ahí su antiguo nombre: “La escuela vieja”.
En el mobiliario destaca una serie de arcas de la propia casa en su mayoría, que son las que han dado nombre a la posada “La casa de las arcas”.